Urge el control a agroquímicos. Los pesticidas, así como otros productos químicos que se utilizan sobre todo en el campo, en la agricultura, terminan siendo arrastrados por la lluvia o absorbidos por el suelo hacia los mantos acuíferos, contaminando varios litros de agua. De igual manera se suman a esta categoría las sustancias que se liberan de los productos utilizados para la limpieza del hogar como detergentes, limpiadores y desinfectantes, los cuales en su mayoría se utilizan combinados con agua.
En Yucatán los agroquímicos a la vez que contaminan el subsuelo; también contaminan los cenotes en Yucatán, es por eso que urge que los productores hagan un uso más responsable de agroquímicos y pesticidas en el campo yucateco, ya que la mala aplicación de estos productos ocasiona problemas de contaminación en 75 cenotes yucatecos”, que revela según un estudio el titular de la Seduma y de la CNA.
Las autoridades como el secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente aseguró que según estudios realizados por investigadores de la Unidad Hideyo Noguchi de la UADY, de manera progresiva se han contaminado cenotes en la entidad y actualmente ocho de los 75 ya han tiene presencia de químicos dañinos para la salud.
“En un análisis de la calidad del agua practicado recientemente a los cenotes en Yucatán, se registró en poca proporción la presencia de pesticidas y coliformes fecales”. Que es un daño y peligro que avanza; actualmente el grado de contaminación que parece ser leve aumentará si se sigue usando de manera irresponsable los pesticidas y otros productos químicos. Han aparecido algunos efectos de este daño en campesinos del interior del Estado y los alrededores de Mérida, que han presentado daños en la piel “cancerígenos” y la destrucción de los cromosomas espermáticos, en algunos casos. “Ya tenemos serios problemas en los alrededores de Mérida y ya no es recomendable que saquen agua de pozo”; mucho menos estar tomando agua de los ríos; lagos o cenotes.
Cabe destacar que el sector agropecuario; es el principal usuario del agua en la mayor parte del mundo, en México ; en el sureste del país y estados peninsulares; donde prevalece la producción agrícola; así como el mayor generador de contaminación difusa. La extracción promedio de agua dedicada al riego agrícola es de 70%, con extremos en algunos países que van de 3% en Finlandia a 92% en India. En México, el sector agropecuario usa 78% del agua extraída. La contaminación difusa o no puntual se refiere a las descargas que se generan sin que se conozca dónde se originaron, quién fue el responsable de la contaminación, ni cuánto contribuyó a ésta. Se estima que un alto porcentaje de la polución de los cuerpos de agua se origina en las actividades agropecuarias; por ejemplo, dos terceras partes del nitrógeno en el agua provienen de este sector.
El uso indiscriminado de agroquímicos altamente tóxicos y en especial el herbicida glifosato, son de preocupación mundial hoy en día, ya que producen altos impactos de contaminación para el acuífero y la salud pública.
Los suelos kársticos de Yucatán, México, son de vulnerabilidad extrema para la contaminación del acuífero, debido a la fácil filtración de contaminantes. Existen evidencias de contaminación del acuífero de Yucatán por plaguicidas organoclorados, su bioacumulación en sangre de mujeres con cáncer y en leche materna, debido a las actividades agropecuarias.
Para caracterizar el conocimiento sobre el manejo de agroquímicos, se realizaron entrevistas dirigidas a agricultores y amas de casa en los municipios de Tekáx, Oxkutzkab y Dzán, en la zona agrícola de Yucatán. Para el proceso de información se usaron los programas STAT, SPSS, ArcMap, y Ethnograph. Los resultados indican el uso de 69 clases de agroquímicos; entre ellos, plaguicidas organoclorados como el lindano y endosulfán 23 %, DDT 13 %, heptacloro 10 %, aldrín 10 %. Así mismo, 55 % de los agricultores reportaron usar el herbicida glifosato para la producción de soya; representando altos impactos para la salud humana y contaminación del acuífero.
En México se desconoce el impacto del sector agropecuario en los recursos hídricos porque no hay información oficial sobre las fuentes de contaminación del agua; y porque la que existe sobre empleo de insumos contaminantes, como fertilizantes y pesticidas, data de 1991. A partir de esta información sabemos que, por ejemplo, en Guanajuato -uno de los estados más importantes por el peso de las actividades agropecuarias-; así como en los estados del sureste y la península de Yucatán; al año utilizan 50 diferentes tipos de agroquímicos, de los cuales nueve fertilizantes, dos fungicidas, 16 herbicidas y 23 insecticidas diversos; sustancias que indudablemente repercutían en la calidad del suelo y del agua. La falta de seguimiento en este tipo de información no ha permitido cuantificar este impacto con certeza hasta el día de hoy.
Con base en el monitoreo de la Demanda Bioquímica de Oxígeno, la Comisión Nacional del Agua (CNA), dependencia encargada del cumplimiento de la Ley de Aguas Nacionales en México; señala que en 2006 el agua en México tenía 17.6% de calidad aceptable, 11.3% estaba contaminada y 5.4% fuertemente contaminada.
La CNA reconoce que las descargas de la agricultura, la deforestación y un mal manejo de la basura ocasionan 70% de la contaminación de los cuerpos de agua en nuestro país.
El control de las descargas agrícolas enfrenta problemas de tipo metodológico, técnico y político; que ocasionan, que las actividades agrícolas no estén reguladas apropiadamente; y que en la actualidad las prácticas productivas en este sector sean las principales responsables de la contaminación difusa del agua.
La contaminación merece atención científica y de conciencia social por expertos; no por los ambientalistas que su intención es “contaminar malévolamente las conciencias y a pobladores ingenuos que terminan afectando también el desarrollo y prosperidad en la comunidad; todo progreso trae también sus consecuencias; pero regularizada, controlada y monitoreada permanentemente se vuelve parte de la dinámica del quehacer social y humano de las grandes ciudades y comunidades. Se recomienda aplicar la normatividad internacional, así como programas educativos con fundamentos agroecológicos sobre agricultura sustentable, evitando aplicar agroquímicos cancerígenos.
Comments