Norma Ramírez
El Instituto Nacional Electoral (INE), llega fortalecido a la elección del 6 de junio y México asiste a una elección inédita, no sólo por la concurrencia de procesos y el número de cargos en juego, sino por los altos niveles de inseguridad, el ambiente de exacerbada polarización y el elevado grado de intolerancia del gobierno y su partido a las decisiones de las autoridades electorales.
El presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova Vianello, puntualizó que los comicios del próximo domingo tendrán una importancia enorme y no solo para los partidos políticos, los diputados o los candidatos a gobernadores, sino también para nuestras instituciones.
Esto no es casualidad, no se da por la buena voluntad del gobierno ni por la Presidencia de la República; se da por el trabajo de miles de personas y sobretodo, por un cuerpo de Consejeros que velan por nuestra democracia.
Córdova es responsable de que el próximo domingo, día en el que las y los mexicanos elegirán más de 19,000 cargos, todo funcione como reloj. Y, si de por sí es una tarea titánica, súmele un contexto en el que la polarización, la división y la violencia, imperan.
Eso sí, a pesar de que, desde Palacio Nacional, San Lázaro o la cúpula morenista se señala y denosta sin fundamentos. El INE y Lorenzo Córdova, no han recogido el guante y se han enfocado en que los comicios tengan lugar bajo condiciones de normalidad y con todas las medidas necesarias en el marco de la pandemia por COVID-19.
Para todo eso, contarán con un auténtico ejército de ciudadanas y ciudadanos comprometidos que, a pesar del riesgo, saldrán a instalar cada una de las 164,000 casillas y contar cada uno de los votos
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