Las graves enfermedades como hepatitis y otros problemas vinculados a tracto digestivo, como la tifoidea, y otras enfermedades que tiene fuerte presencia en Yucatán, estarían fuertemente vinculadas a las aguas residuales originadas por los tiraderos a cielo abierto y lixiviados de fuentes como compostas o basureros.
Investigaciones del Ingeniero Químico Héctor Rodríguez Pimentel, ex Director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) “destapa” los graves efectos que ocasionan en el medio ambiente, flora y fauna; así como en la salud humana la presencia de estos “focos de infección”.
El factor “agravante” aún más, es la alta presencia en Yucatán de tiraderos a cielo abierto, que de acuerdo con registros oficiales, como la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) es que en la entidad hay al menos 400 de estos basureros irregulares. Esto sin considerar elementos como las compostas, o áreas de tratamiento de desperdicios; así como la existencia de fosas sépticas, que son muy comunes en los hogares de la entidad, así como de la capital yucateca.
“La presencia de organismos patógenos, provenientes en su mayoría del tracto intestinal, hace que estas aguas sean consideradas como extremadamente peligrosas, sobre todo al ser descargadas en la superficie de la tierra, subsuelo o en cuerpos de agua”, establece Rodríguez Pimentel en su blog personal, en el cual se refiere a enfermedades de origen “hídrico”, revela el científico.
Fiebre tifoidea, paratifoidea, disentería, cólera. Otras son las enfermedades por virus fuertemente vinculadas a estos lugares, como la hepatitis infecciosa y la poliomielitis.
Otros patógenos vinculados a estos “usos de suelo” son la disentería amebiana y la bilharziasis.
Solo por hepatitis infecciosa, mejor conocida como Hepatitis tipo A, los registros del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave) de la Secretaría de Salud Federal colocan a esta entidad, sino entre las primeras, sí en el promedio de incidencia de más de cinco casos por cada 200 personas en la entidad.
Esto implica que por cada millón de habitantes habría al año hasta cinco mil casos de enfermos por este contagio; el cual demanda año con año, una fuerte operación de las áreas epidemiológicos médicas, para crear “cercos” que propaguen una epidemia.
El análisis del especialista concluye lo siguiente:
Potencialidad infectiva: Contenida en las aguas receptoras y que permite transmitir enfermedades y se convierten en peligro para las comunidades expuestas.
El riego de plantas alimenticias con estas aguas ha motivado epidemias de amebiasis; y su vertido al mar contaminación en criaderos de ostras y de peces.
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