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LINTERNA/ Las dimensiones de la Responsabilidad Social

Por Alfonso Morales Ibáñez, catedrático, conferencista e investigador universitario

La columna vertebral de la reputación corporativa está en su grado de responsabilidad con la sociedad. Esto no se limita a una aislada acción filantrópica o trabajos pro ambientales. Es un sistema de vida integral.

Mientras los expertos coinciden en que todos los factores cuentan en la construcción de la reputación corporativa, aún son nebulosos sus alcances y dimensiones. No admite acotaciones ni cortapisas, se trata de que la empresa sea parte sustancial de la vida y las sociedades en las que opera. En eso consiste la verdadera responsabilidad empresarial.

Un factor esencial de la responsabilidad social corporativa es poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo. Esa meta es muy grande y altamente aspiracional, pero resume a lo que toda organización debe plantearse como objetivo de su misión.

Actualmente, millones de personas viven con solo 1.9 dólares al día, lo que incide en problemas como hambre, malnutrición, falta de una vivienda digna, imposibilidad de acceder a la educación y proliferación de enfermedades. También genera discriminación de las personas con menos recursos de la sociedad, de forma que no tienen posibilidad de participar.

La meta esencial de erradicar la pobreza presupone la generación de oportunidades, inclusión y sustentabilidad. Es decir, requiere modificar radicalmente la manera como sirve a los consumidores y aumentar el grado de participación de los públicos interesados en la generación de riqueza y bienestar.

Así, se contemplan objetivos trascendentales y humanitarios como hambre cero, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, a la par de promover la agricultura sostenible

Es crucial, asimismo, que la empresa se comprometa a garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. Un punto de partida es reducir las tasas de mortalidad materna y neonatal. El compromiso con la salud también implica impulsar iniciativas que erradiquen determinadas enfermedades, financiar los sistemas de salud, mejorar el saneamiento y aumentar el acceso a los servicios médicos.

Pero la responsabilidad empresarial no se limita a erradicar lo más negativo de nuestra realidad actual, sino apostar por mejores condiciones. Eso antepone el mejoramiento de los sistemas educativos y el trabajo para generar mejores niveles, propiciar la movilidad social y disminuir la desigualdad de oportunidades de escolarización y desarrollo.

El compromiso con una sociedad más feliz y próspera implica, asimismo, la inclusión de género y el empoderamiento de niñas y mujeres. Es un tema que no puede limitarse a establecer por ley la inclusión  en consejos de administración y puestos de representación popular. Se requiere revalorar el papel de la mujer y esto, de nuevo, nos lleva a apostar por la educación de calidad.

Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, lograr el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos, trabajar por la generación de un trabajo decente y crecimiento económico, también son puntos esenciales de la RSE

Asimismo, no puede soslayarse el construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación, así como garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.

En suma, responsabilidad social empresarial es una percepción y consciencia holística de la vida.

 

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