El terremoto que sacudió el sudoeste de China a principios de esta semana provocó al menos 86 muertos, según un balance conocido el jueves mientras la lluvia y el riesgo de deslizamientos de lodo complican la labor de socorro.
El sismo, de magnitud 6.6, sacudió el cantón rural de Luding, en la provincia montañosa de Sichuan.
Un último balance anunciado el jueves por la tarde por la televisión estatal CCTV detalla que 50 personas murieron en la prefectura autónoma tibetana de Garze, donde se situó el epicentro, y 36 en el vecino cantón de Shimian.
Los servicios meteorológicos emitieron además el jueves una alerta debido a las lluvias en la zona.
“Estas precipitaciones pueden provocar deslizamientos de tierra y de lodo”, advirtieron.
Más de 10,000 socorristas -militares, paramilitares y bomberos- participan en las operaciones de socorro, así como en la prevención de posibles deslizamientos de lodo.
Para evacuar a los damnificados, los socorristas han tenido que izarlos con cuerdas y camillas para cruzar los ríos de esta zona montañosa.
En los torrentes, “las piedras bajo el agua que no se pueden ver constituyen la mayor amenaza”, explicó a CCTV Tan Ke, un miembro del equipo de rescate. “Tenemos agua hasta los muslos”, añadió.
Más de 22,000 personas fueron evacuadas y refugiadas en 124 alojamientos temporales, según el Diario del Pueblo.
Por otra parte, las cerca de 1,800 escuelas de la región reabrieron normalmente el miércoles.
El lunes, en el momento del terremoto, más de 21,000 estudiantes y miembros del personal en el cantón de Shimian tuvieron que ser evacuados.
Cientos de kilómetros de cables eléctricos y ópticos resultaron dañados por el terremoto. Sin embargo, las comunicaciones en las zonas afectadas estaban “prácticamente restablecidas” el jueves, según el Diario de la Juventud de China.
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