Por Mariana Morán, Presidenta de Equidad, Libertad y Género A.C
Los niños de la era del Covid presentan grandes diferencias respecto a generaciones anteriores. Conocerlas equivale a presentar programas más atractivos para este público que incide en diversas categorías de productos y servicios, como los educativos y las actividades extracurriculares.
La primera característica es el ser altamente precoces. Es decir, se hacen “mayores” antes. Los comportamientos infantiles cambian de forma cada vez más vertiginosa, y los niños de la casa tienden a adoptarlos más pronto.
Esto incide en desdeñar antiguos juegos y optar por propuestas de gamificación más interactivas y glamorosas, apegadas más a la realidad y no adoptar roles clásicos de personalidad, privilegiar claroscuros y rehuir de estereotipos. Los niños de nuestra era ya no creen que todos sean esencialmente buenos y malos. Entienden perfectamente valores como la diversidad e inclusión.
La segunda gran característica es que se trata de nativos digitales. Su familiaridad con las nuevas tecnologías les confiere gran habilidad en los planos sensorial y motriz, lo que conlleva que sean capaces de manejar distintos formatos a la vez y que sean multitarea y multipantallas.
Tal característica, sin embargo, los vuelve poco reflexivos, y, en muchas ocasiones, su nivel de comprensión es superficial, al igual que ocurre con su nivel de atención.
Conviene entonces mezclar el mundo virtual y real para propiciar capacidades de análisis, observación y reflexión.
El tercer factor de diferenciación respecto a generaciones anteriores es que son altamente críticos. A ciertas edades les cuesta distinguir entre realidad y fantasía, por lo que esperan encontrarse exactamente con lo que se les vende. Son consumidores exigentes y con un presupuesto limitado, por lo que quieren extraer de él máximo rendimiento.
No perdonan exageraciones o engaños publicitarios. También tienen una noción muy extendida de la inmediatez.
Otra característica es que no son fieles a marcas no a hábitos. Aman el cambio de rutinas, productos y formas de aprendizaje. No se aferran a formas determinadas de hacer las cosas, les gusta experimentar y sorprenderse mucho más que lo que solían hacerlo las generaciones anteriores.
Cuando no se reta su imaginación y existen panoramas previstos, suelen aburrirse y desestimar enseñanzas. Les gusta la variedad, el juego, la interacción, las sorpresas y recompensas. Siempre están abiertos a probar cosas nuevas.
Los niños de la era del conocimiento representan un gran retos para los padres y educadores, que deberán diversificar los sistemas tradicionales de enseñanza y optar por nuevas opciones pedagógicas. Sin embargo, tales habilidades no sólo servirán a los niños sino a todas las generaciones. El consumidor por Covid 19 ama las nuevas experiencias y la diversión. Tenga la edad que tenga.
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