Por Mariana Morán, Presidenta de Equidad, Libertad y Género, A.C
Modificaciones continuas en las tecnologías de información, Big Data, Aprendizaje Acelerado, Digitalización y otras, revolucionan los ambientes laborales y a la par que aceleran la productividad e innovación, también suelen generan la aparición del tecnoestrés.
Las consecuencias negativas del uso excesivo de las TIC pueden ser de diversa índole, desde problemas osteomusculares, fatiga mental hasta el deterioro en la vida del individuo.
En general se presentan posturas inadecuadas, falta de concentración y de atención, fatiga, cansancio mental y/o agotamiento cognitivo, estrés y ansiedad, disminución del rendimiento laboral, adicción y necesidad de estar permanentemente conectado y trastornos del sueño.
Sin embargo, el tecnoestrés posee cinco dimensiones distintas y cada una de ella puede mejorarse desde el ámbito corporativo, donde con mayor frecuencia y fuerza se manifiesta.
Así, existen éstas tipologías:
1. Tecno sobrecarga. Aparece cuando el empleado se ve forzado a generar más trabajo y de manera más rápida. En sí, la implementación de tecnologías cambia de manera automática los índices de desempeño y se deben ajustar de manera inmediata, sin prolegómenos ni entrenamientos, nuevos KPIs laborales.
2. Tecno invasión. Surge al diluirse el horario laboral y generarse intersecciones entre la vida personal y profesional al grado de forzarse cada colaborador a estar conectado 24 X 7. De esta manera, cada instrumento de comunicación remota, por ejemplo, se considera altamente intrusivo.
3. Tecno complejidad. Se presenta cuando las nuevas tecnologías imponen que los trabajadores inviertan tiempo, esfuerzo y a veces dinero en actualizar sus habilidades tecnológicas o los fuerce a buscar ayuda técnica.
4. Tecno inseguridad. Se evidencia cuando los trabajadores temen perder empleo u oportunidades de desarrollo y ascenso por no tener tanto dominio tecnológico como otros. Tal reacción pede ser explícita o tácita pero afecta por igual tal incertidumbre y se maximiza en las economías altamente recesivas o que sufren una crisis como la actual pandemia de Covid-19.
5. Tecno incertidumbre. Emerge en el momento que los colaboradores se percatan del incesante avance del progreso
tecnológico que incide en cambios notables de los sistemas informáticos y desactualiza los conocimientos y destrezas laborales.
Aunque este tipo de estrés puede catalizar en algunos momentos y casos la productividad empresarial, si las organizaciones no generan soluciones, políticas y programas que minimicen riesgos y problemas para sus trabajadores, pueden enfrentar peligrosos riesgos empresariales como reticencia al cambio, autoboicot y ambientes laborales llenos de incertidumbre y temor.
Así, procesos radicales como la digitalización de los procesos de producción o mercadeo, por ejemplo, requieren programas de sensibilización que permitan que los empleados visualicen las ventajas de cada cambio y los beneficios específicos que generará la implementación de una innovación tecnológica. Parte esencial de la minimización del tecno estrés es la capacitación general y continua en cada puesto de trabajo.
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